viernes, 22 de febrero de 2008

NOTICIA DE "DIVINA PASTORA"

El lunes 10 de marzo,a las 7 de la tarde, la Parroquia de la Divina Pastora y Santa Teresa, celebrará la Eucaristía en memoria de nuestro primer párroco don Juan Estrada Castro. A su finalización los restos mortales de don Juan serán depositados en la nave izquierda del Templo para que descansen definitivamente en la Parroquia en la que entregó más de 20 años de su vida sacerdotal.

El párroco, los grupos y las cofradías que componen la Comunidad Parroquial desean invitar a todos los capuchineros y malagueños que conocieron y admiraron a don Juan Estrada a celebrar con cariño y alegría esta celebración.

El Rvdo. D. Juan Estrada Castro, nació en Álora (Málaga) el 26 de febrero de 1909. A los 12 años ingresó en el Seminario Diocesano durante la época de mayor inquietud a favor de la formación sacerdotal: la pro­piciada por el entonces obispo D. Manuel González García, venturosamente ya en los altares. Siempre proclamó D. Juan su deuda contraída con este santo forjador de sacerdo­tes.

Las vicisitudes de nuestra historia reciente no le fueron ajenas: su ordenación sacerdotal (1931) tuvo lugar en Gibraltar (de manos de su obispo desterrado) y uno de sus primeros destinos pastorales fue el cuartel de Antequera, como capellán. Pero su sacerdocio se ejerce en distintos pueblos de la diócesis malagueña, siendo de capital importancia el cuarto de siglo (1950 -1974) transcurrido al frente de la parroquia de la Divina Pastora y Santa Teresa de Jesús.

Todas las virtudes, en sumo grado, del buen pastor (amor, entrega cabal a sus feligreses, generosidad, humil­dad) florecieron ante su Grey.

El barrio de Capuchinos fue el escenario natural y providencial del testimonio de una vida ejemplar que per­durará para siempre. A él dedicó su libro "La Divina Pastora y el Barrio de Capuchinos" (1972).

Su muerte constituyó un sentido tributo a la bondad de su párroco y la mayor expresión de dolor de este su adorado rincón malagueño; el olor a santidad en el que murió se encarna, incluso físicamente, en el nombre de una de sus calles, y en el busto que preside su mariana plaza, aunque, sobre todo, en el corazón de todos cuantos tuvieron el don del contacto con su vida ejemplar.

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