viernes, 12 de octubre de 2012

Publicado en El Cabildo.org

Fe extraordinaria

ANTONIO MÁRQUEZ | Viernes, 12 Octubre 2012
Fe extraordinaria
La medalla de la antigua cofradía sacramental victoriana aúna dos referentes de la fe, no solo de Málaga, sino de todos aquellos lugares donde la adoración al Santísimo y la devoción a la Patrona fueron propiciados. Que nadie olvide, que durante siglos, unos frailes se encargaron de propagar el victorioso nombre de la Virgen allá donde pisaban. Que nadie olvide tampoco que la primera eucaristíacelebrada en el Nuevo Mundo la propició un fraile de esta misma congregación. Que nadie olvide que la fe cristiana dio por vez primera la vuelta al globo terráqueo en una nao bautizada como Victoria.
Mucho tuvo que ver la Patrona de Málaga en esto último, porque de haberse llamado Pilar, la nao hubiera pasado a la historia como 'Nao Pilar' y sus frailes en lugar de 'victorios' como 'pilareños'. (valga el ejemplo por la fecha y de paso felicitaciones a las tocayas de la Patrona de la Hispanidad). Esto se llama hacer un kitkat.
Ahora toca celebrar el año de la fe. ¿Qué es la fe?
Para muchos cofrades la fe es una procesión. Las cofradías no solo viven de las procesiones. Eso sí, los interesados en organizar procesiones que llamen a los cofrades, expertos en la materia. Los experimentos con gaseosa y el Corpus en Málaga necesita de más solemnidad cofrade y menos ensayos de laboratorio.
Santa María de la Victoria debe de seguir conquistando templos para cumplir así el deseo del obispo (8-9-2009), que la madre y abogada de Málaga esté representada en toda la diócesis; no para suplir a ninguna devoción, sino para reconocernos en una misma fe mariana.
¿Es la fe salir en procesión a la calle? También. Pero también es peregrinar, retirarse, reflexionar, adorar al Santísimo o hacer apostolado en Madrid gracias a Mena y Prendimiento. No podemos confundir lo cofrade con el procesionismo.
Hicimos un grandioso Vía Crucis Jubilar en el año 2000 y trece años después no existe un video o libro oficial sobre la efeméride. ¿Solo se preocupan unos pocos de las vísperas, muchos de la celebración y nadie de la memoria? Esto es como sembrar trigo, recogerlo y no guardarlo; al final pasaremos hambre.
Hagamos lo que sea conveniente, pero si lo que celebramos es el año de la fe, ¿es el momento de cimentar con fuerza lo que ya tenemos para hacerlo extraordinario o seguimos pensando extraordinariamente?

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